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Mercados para vender,
mercados para comprar,
mercados para pasar,
mercados para comer,
para conversar, charlar, dormir...
Mercados para vivir.
Y una corriente que fluye
por cada pasillo
que es un laberinto.
Biografía del hambre,
sabiduría y raigambre,
aromas y perfumes,
olor a podredumbre.
Fruta, carne y moscas,
zapatos brillantes con punta absoluta.
Solemne la luz que se cuela
por las rendijas, entre los gritos
que acallan los tratos. Se regatea.
Vecindario a cielo abierto
que busca el negocio al mejor precio.
Y en aquellos círculos concéntricos,
convivir.
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